Estudian retirar la bollería y los refrescos de los colegios

Hay que frenar la obesidad infantil porque es insostenible para las arcas públicas. Algún experto los ha calificado no como gordos excesivos, pero sí de «rellenitos», incluso estaban los que apostaban por subir los impuestos de la comida basura para impulsar la mediterránea. Sanidad y comunidades autónomas ya se han puesto manos a la obra y se sentarán en la misma mesa este mes para estudiar un documento por el que se prohibirá la venta en los colegios de bollería, chucherías, snacks y refrescos. Así lo advierte un texto de consenso sobre la alimentación en los centros educativos que se analizará en el próximo Consejo Interterritorial de Salud.

Todo apunta a que el texto saldrá adelante, ya que desde 2005 existe un compromiso de autorregulación del sector de las máquinas expendedoras para reducir la presencia de estos productos en los colegios. La iniciativa ya ha dado sus frutos, porque apenas se venden refrescos en los centros escolares, aunque no ha sido tan efectiva con otros productos con una excesiva carga calórica.

Los lácteos y el aceite son el principal origen de la mayoría de calorías que consumen los pequeños. Así, un estudio elaborado por la Universidad Complutense de Madrid revela que las diez principales fuentes de calorías en la alimentación de los pequeños proceden de aceites, leche, pan, galletas, bollería, embutidos, chocolates, pasta, arroz y carne de vacuno. Son los alimentos que dan más del 50% de la ingesta calórica media de la población infantil analizada.

Con estos datos, el documento que estudia Sanidad plantea prohibir «la venta de alimentos con un alto contenido en ácidos grasos saturados, ácidos grasos trans, sal y azúcares sencillos, ya sea mediante máquinas expendedoras o en cantinas, bares o locales similares situados en el interior de los centros escolares». No obstante, este texto podrá recibir las aportaciones de los agentes implicados antes de su tramitación parlamentaria, por lo que podría sufrir variaciones, han indicado estas mismas fuentes.

Los escolares sólo podrán adquirir agua, lácteos y zumos que no abusen del azúcar, cereales, frutos secos no fritos, sandwiches, bocadillos o productos de panadería, incluidos los bollos, si se ajustan a los límites en grasas que establezca la Ley. El documento propone erradicar los productos prohibidos de los centros de Educación Infantil, Primaria y Especial, junto con su publicidad en los de Educación Secundaria para evitar el «efecto inductor» que invita a los adolescentes a consumir estos productos inapropiados para su salud.

El departamento que dirige Trinidad Jiménez quiere promover la ingesta de alimentos y bebidas consideradas saludables entre los estudiantes y limitar, al mismo tiempo, el consumo abusivo de determinados nutrientes.

La industria de refrescos deberá quitar las máquinas expendedoras

Las prohibiciones «se podrán aplicar sólo a los productos envasados» que se distribuyan en los puntos de venta, y será la persona o empresa responsable del abastecimiento y servicio de las máquinas expendedoras, cantinas y quioscos quienes comprueben que cumplen con estos criterios. Para ello, tendrán que supervisar el etiquetado nutricional o exigir esta información a las «empresas, fabricantes o distribuidoras».

Ante el anuncio de estas medidas, Anfabra, la asociación que agrupa a la industria de refrescos, ha insertado un comunicado en la prensa en el que recuerda que en España, la presencia de refrescos en centros escolares «no es representativa«. Dicen que el número de máquinas expendedoras es «insignificante» y que la industria se ha comprometido públicamente a mantener esta situación.

El sector alega que los refrescos no son la causa de la obesidad, ya que sólo suponen en torno al 1% del total de las calorías diarias que ingieren los niños y adolescentes españoles. «La industria española de las bebidas refrescantes ha sido pionera en adoptar políticas voluntarias para autorregular sus acciones y comunicaciones dirigidas a niños y adolescentes», agrega.

Puesto que la obesidad infantil está causada por múltiples factores, Anfabra considera «preocupante» la difusión de informaciones que pretenden «favorecer a otros productos y desviar la atención del problema real».

Fuente: www.elconfidencial.com

El peligro para la salud de tomar dos refrescos al día (aunque sean ‘light’)

No son buenos tiempos para las compañías comercializadoras de refrescos. No solo el impuesto promovido por la Organización Mundial de la Salud a los azúcares añadidos está provocando que estas deban adaptar sus productos para resultar más saludables (y sortear a las instituciones sanitarias), sino que diferentes investigaciones están empezando a señalar con relativa frecuencia los peligros de sus variantes ‘light’, que aunque reduzcan su nivel calórico, están asociadas a otros problemas.

Hace poco explicábamos cómo un gran número investigaciones habían desvelado una asociación entre diversos problemas de salud (de las enfermedades del corazón al síndrome metabólico) y las bebidas dietéticas. Ahora, el último número del ‘European Journal of Endocrinology’ publica una investigación que señala que aquellos que consumen dos dosis de 200 mililitros de bebidas azucaradas tienen 2,4 posibilidades más de padecer una forma de diabetes tipo 2 conocida como diabetes autoinmune (LADA a partir de ahora).

Las bebidas ‘light’ pueden provocar un aumento del apetito a través de una distorsión de las señales que el organismo recibe

El estudio, llamado ‘Sweetened beverage intake and risk of latent autoimmune diabetes in adults (LADA) and type 2 diabetes’ recuerda que previas investigaciones (enumera hasta seis, la más reciente, la publicada en 2014 en ‘Current Nutrition Reports’) ya habían señalado la influencia de las bebidas azucaradas en la diabetes tipo 2. Además, algunas de ellas han mostrado que las variantes dietéticas de dichos alimentos también la pueden provocar a través de otros mecanismos: “un aumento del apetito a causa de una distorsión de las señales de que estamos saciados y un deterioro de la tolerancia a la glucosa provocada por las alteraciones en la microbiota”.

¿Qué ocurre en tu cuerpo?

Para averiguar cuál es el efecto que causan tanto las bebidas azucaradas como las endulzadas artificialmente en nuestro organismo, los investigadores, de la Universidad de Karolinska y liderados por Josefin E. Löfvenborhg, han seleccionado a 2.800 adultos del estudio ESTRID (el estudio epidemiológico sueco de los factores de riesgo para la diabetes de tipo 2 y LADA) y comprobaron sus hábitos de consumo. Aquellos que consumían 400 mililitros al día (el equivalente a una lata y media, ya que su capacidad suele ser de 33 centilitros) tenían casi dos veces y medias de posibilidades de sufrir LADA. No digamos ya los que tomaban 10 veces la ración mínima (de 20 centilitros, es decir, un litro), que tenían 10 posibilidades más de sufrir esta enfermedad.

La diabetes autoinmune latente es un tipo progresivo de esta enfermedad que suele aparecer en los adultos de entre 20 y 40 años. Por lo general, se clasifica dentro de la diabetes de tipo 2, pero según un texto publicado en ‘Annals of the New York Academy of Sciences’, entre el 6% y el 50% de las personas diagnosticadas con diabetes tipo 2 podrían tener LADA. Hay que tener en cuenta que se trata de un análisis retrospectivo de unos datos ya obtenidos, por lo que los autores reconocen que no han podido diseñar casos de control más eficientes. Sin embargo, es uno de los estudios con un mayor y más complejo espectro poblacional de los que han analizado estas clases de diabetes.

Las bebidas artificialmente endulzadas también tienen un posible efecto negativo en la grasa abdominal y la microbiota del estómago

¿De qué manera afectan las bebidas azucaradas y endulzadas artificialmente a las posibilidades que tenemos de sufrir diabetes? En el caso de las primeras, el azúcar puede producir resistencia inducida a la insulina y un descenso en la sensibilidad a la insulina hepática, así como una demanda de esta hormona ocasionada por los picos de azúcar en sangre y de los marcadores inflamatorios como la proteína C-reactiva. Aparte, por supuesto, de la mayor probabilidad de sufrir sobrepeso de aquellos que consumen grandes cantidades de azúcar regularmente.

Como hemos señalado anteriormente, los efectos causados por las bebidas endulzadas a través de otros componentes como el aspartamo, la sacarina o el ciclamato están relacionados con una disrupción de las señales de saciedad que el organismo emite, lo que conduce a sus consumidores a comer más. “Las bebidas artificialmente endulzadas también tienen un posible efecto negativo en la grasa abdominal y la microbiota del estómago, que pueden inducir intolerancia a la glucosa”, señala la investigación. “Al mismo tiempo, uno podría especular que los consumidores de bebidas artificialmente endulzadas pueden haberse decantado por estas para adelgazar”.

Aunque durante muchos años han sido la alternativa saludable a las azucaradas bebidas gaseosas, son muchos los estudios que descubren que quizá no sean tan eficaces

Es una de las reservas que suelen plantearse hacia las investigaciones que vinculan el consumo de bebidas ‘light’ con enfermedades cardiovasculares o diabetes. Por una parte, es posible que estos problemas ya estuviesen presentes cuando se decidió sustituir la bebida azucarada por su variante ‘light’, por lo que es muy probable que esta no haya sido la causante directa. Además, para muchas personas aún sigue vigente la mentalidad “Big Mac y Coca-Cola Light”; es decir, muchas personas se decantan por la variante dietética de estos refrescos pero siguen consumiendo comida basura o poco beneficiosa para su salud.

Fuente: www.elconfidencial.com