El cuerpo humano se desprende de muchas de las sustancias que no necesita disolviéndolas en agua y expulsándolas del cuerpo en forma de orina. Si la orina es muy concentrada, estas sustancias pueden precipitar en forma de cristales primero y de cálculos urinarios después. El tamaño de estos cálculos o piedras puede variar de 1 milímetro a varios centímetros de diámetro.

En algunos casos, se forma una sola piedra y en otros, más de una. Afecta con mayor frecuencia a personas de más de treinta años y, en general, aparece con mayor frecuencia en los hombres que en las mujeres.

Cuando estos cálculos se desprenden del riñón y bajan por el uréter hacia la vejiga, pueden provocar un cólico nefrítico, un cuadro doloroso caracterizado por la aparición brusca de dolor lumbar en un costado que se irradia hacia la ingle del mismo lado y que se acompaña de sudoración y nauseas o vómitos. Muchas personas piensan que es un dolor “peor que un parto”.

Si estos cálculos no se expulsan espontáneamente (tienen que bajar a la vejiga y de ahí salir por la uretra al exterior), es preciso tratarlos mediante litotricia extracorpórea con ondas de choque, ureteroscopia con láser de Holmio o mediante cirugía percutánea renal con láser de Holmio.